lunes, 4 de noviembre de 2013

The Tomorrow People', una serie bien hecha lastrada por su mitología de primaria

Robbie Amell en 'The Tomorrow People'.Puede que Shonda Rhimes sea la creadora más poderosa de la televisión, pero hay otra niña bonita en Hollywood. Su nombre es Julie Plec, se estrenó como guionista en ‘Kyle XY’ y luego se forjó en ‘The Vampire Diaries’ a las órdenes de Kevin Williamson, con quien había trabajado como productora en las secuelas de ‘Scream’. Pero después de guiar las últimas temporadas de los vampiros, se ha convertido en la piedra filosofal del canal CW. No solamente es la promotora del spin-off ‘The Originals’, también estrenó la adaptación de un clásico de la ficción británica llamado ‘The Tomorrow People’.
Como casi todas las novedades del canal, se trata de una serie de género, en este caso de ciencia ficción. Su centro es Stephen Jameson, un adolescente que comienza a desarrollar habilidades especiales y que descubre que forma parte de una especie de humanos más avanzada. Pero todo don tiene su contrapartida y se verá obligado a elegir entre dos bandos: los demás jóvenes que son como él y defienden su derecho a ser distintos, o trabajar para una agencia estatal llamada Ultra que se dedica a erradicar sus poderes o directamente matarlos.
A simple vista, puede entenderse el encargo de esta serie. Los simples dramas de adolescentes llevan años fracasando en la cadena y las series con elementos fantásticos y de ciencia ficción son las que mejor les funcionan. Por lo tanto, ‘The Tomorrow People’ con sus altas dosis de acción es una compañera de parrilla perfecta para ‘Arrow’, sobre todo si tenemos en cuenta que comparten productor, Greg Berlanti, y sus protagonistas encima se parecen. No tanto por una cuestión de perfil de personaje sino porque Robbie Amell, que interpreta a Stephen, es el primo de Stephen Amell, el arquero encapuchado. Y, sí, comparten atractivo físico.

Un referente muy infantil


La serie original se emitió en el canal ITV de 1973 a 1979, después tuvo otro remake en el Reino Unido en los noventa y lo curioso es que se trataba de una serie infantil. Esto se nota en la ficción de la CW, que va destinada al público joven pero no a los niños, y probablemente es su mayor defecto. Su premisa es tan elemental que podrían haber ignorado tranquilamente la obra británica y haber elaborado una mitología más compleja porque ciertos puntos chirrían.
Por un lado, están los nombres con los que se definen los héroes y los villanos, que resultan muy básicos. Pero encima esta división tan evidente entre el bien y el mal instiga a que haya diálogos muy manidos. Da la impresión que hemos visto esta serie en otras series y películas porque es la esencia de cualquier película de acción o de superhéroes, restándole fuerza a la propuesta. Los seres avanzados se supone que ni tan siquiera pueden matar. Y tampoco ayuda que los buenos utilicen un ordenador que habla y que es un personaje más, desentonando por completo con la estética más bien realista de ‘The Tomorrow People’.

Unos efectos visuales bien hechos


Lo que sí está conseguido, sin embargo, son los efectos visuales y de sonido. Las habilidades principales son la teletransportación, la telequinesia y la telepatía y todas están bien representadas. De hecho, las luchas mientras se mueven por el espacio están bien pensadas y lucen, y no tienen nada que envidiar a ‘Jumper’, esa mediocre cinta de acción con Hayden Christensen que centraba todo su atractivo en la capacidad del protagonista de saltar de un lado a otro. Amell, además, está bien como protagonista. Tiene muchísima más expresividad que su primo y, puestos a poner un chico guapo, está bien que la CW haya elegido uno de solvente.
El sentido del ritmo, la factura visual y las escenas de acción permiten que ‘The Tomorrow People’ sea una ficción entretenida, pero también es cierto que necesita desarrollar una mitología más interesante. Ciertos giros del piloto, uno que tiene que ver con los poderes de Stephen y otro que recuerda claramente a ‘Alias’, permiten creer que tiene potencial. Pero es tan y tan blanca que cuesta creer que vaya convertirse en una serie mejor y, por lo que es, me temo que se va a quedar corta

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